miércoles, 23 de enero de 2008

COLCHON DE VIDRIO


En la esquina de casa se juntan varios borrachos. El hincha de San Lorenzo, el Gordo Gigante, los tres de 30 años. Y a veces algunos pibes. Son charlatanes. Mienten para sí mismos y para todo el que quiera escuchar. El Gordo Gigante es el más hablador de todos. Yo me los cruzo de camino al kiosco, todos los días. Pero esa mañana los de siempre no dormían solos. Sobre los retazos de vidrio verde y marrón que alfombran la vereda de la esquina dormía al sol un hombre más. La mugre de las baldosas se le pegaba a la camisa de trabajo y a los pantalones claritos. Dormía como duermen las personas que duermen en la calle. Con una cicatriz de llanto que se adivina aún en los ojos cerrados. Paso frente a su cuerpo pequeño, encogido por la noche. Llevo mi peso en la mano. Y se me da por pensar que la noche anterior el no debe haber tenido un peso parecido al mío en su mano. Para tomarse el colectivo. El tren. A su casa. Y se quedó ahí nomás a donde le llegaron las ganas de caminar sin rumbo. Y le debe haber avisado a su esposa que no iba a volver, que ya se quedaba por acá para volver a trabajar al día siguiente. Solo lo veo al pasar y mientras avanzo dejándolo atrás me imagino todo esto. ¿Cómo le habrá avisado a la esposa? Vuelvo a casa. Paso a su lado de nuevo. Pienso en mi papá. Me hace acordar a mi papá. El también debe haber dormido mal. Los sueños empecinados en lo real, recordándole que debe levantarse a trabajar. Ni durmiendo se curan de la realidad. Al rato, vuelvo a salir de casa. Me voy al bar del gallego de la otra esquina. Nunca voy, pero hoy si. Obviamente, me siento junto a la ventana. La caja de electricidad, alta y gris me cubre apenas el rostro del hombre. El sol ahora le pega mas fuerte. Estoy segura que el calor lo va a despertar. Se despereza con vergüenza. Como si los ojos de todos los colectiveros los miraran feo al pasar. Está solo. Los borrachos de la esquina ya salieron de paseo. Se siente peor por estar solo. Peor que desnudo. Se toma mucho tiempo en sacudirse las ropas. Hasta que se le pase la vergüenza. Hasta que se le terminen de sacudir las penas de laburante. La ropa ya está bien, pero el se pasa las manos una y otra vez por el pecho y las caderas. Mira al piso si alguien dobla en la esquina y lo encuentra. Mira al piso mientras cruza en diagonal hasta el bar. También tiene vergüenza ahí, parado frente a la puerta abierta. Le parece prohibido entrar. Le parece mal. Se mira un poco en la ventana y otro poco en el vidrio que recubre la lista de precios. Se mira larga y tristemente. Vaya uno a saber qué piensa cuando piensa en su cara de cobre. Tiene una piel tan hermosa encerrando tanto miedo. Como una botella. Como una bolsa de arpillera raída. Llena de piedras, a punto de romperse. Pedazos - de asfalto – asimétricos – de – barrios - ajenos. Adentro de la piel. Afuera de la piel. Se anima con la puerta abierta. Ni siquiera le mira los ojos al gallego cuando le pide un vaso de agua. La única ceja del gallego da media vuelta y vuelve con el favor. Yo creo que ahora el hombre piensa en sentarse. Mueve las zapatillas gastadas frente a la barra. Yo estoy sentada, tan obvia, tan innecesariamente sentada. Ahora que las veo, con los ojos del dormido, las sillas vacías del bar son tan tentadoras. Tan caras como un café. Tan gratis como el agua. Pero el no se sienta. Ya se le animó a la puerta abierta. Pero no tiene el coraje para la silla vacía. El primer trago es largo. De parado. Yo imagino que las piedras se le mojan en el interior de su panza caída a medida que el bebe y traga sin parar. Un poco mas de agua y un suspiro. Un resoplar de caballo de sulky antes de entrar al Microcentro porteño. Más resignación que aliento. Ya no hay mas agua. El vaso vacío, claro. Desaparece.


De Carolina Perez Goñi.... gran colaboracion en el primer programa


1 comentario:

Anónimo dijo...

servicios de lunch "taberna vasca":
tintos varios.
canapeses.
delicias de la cocina vasca y barrios aledaños: chau fan, chau mien, chau mi fen.
atendido por sus dueños.
ascasubi 77 y la via.