Si nos parece evidente e indiscutible que a todo hetero se le debe exigir que no sea homófobo,¿acaso a nosotras nos basta con ser lesbianas para que ya nadie tenga derecho a exigirnos nada?, ¿basta con ser trans para tener el cielo de la militancia ganado?, ¿basta con ser marica para que nadie pueda exigirnos ya ningún tipo de compromiso ni de solidaridad? ¿Constituye una justificación suficiente el hecho de ser gay para no tener que asumir más responsabilidades con la sociedad ni con otro tipo de injusticias que nada tienen que ver con la homofobia? Soy marica, luego estoy salvada. Soy marica, pero me caso. Soy marica, luego exenta de ser solidaria. Soy marica, luego justificada para no preocuparme más que de mi culo. No basta con ser marica para que tu existencia esté justificada. No basta con ser marica para que se te considere un tío legal. No basta con ser pobre, negro, bollera, parado, trans, proleta, sin techo para poder pasar del resto de la gente porque bastante tenemos con ser negros, pobres, maricas como para preocuparnos por los demás, aparte de que no se metan con nosotros. No basta con que te pisen el cuello por maricón o por negro para que tú encuentres justificado pisar por tu parte otros cuellos más débiles que el tuyo, o igualmente vulnerables, sólo que por otros motivos. No basta con ser trans o bollera para poder comportarte sin complejos como una auténtica hija de perra y pisar a otras trans, a otras bolleras, a otros emigrantes porque en algún aspecto de la vida te encuentras por encima de ellos. Que te pisen el cuello por maricón no es justificación para que, como maricón, le pises el cuello a la ecuatoriana que limpia tu casa.
Si algo así como una Etica LGTBQ es pensable y deseable, ha de partir del hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamentehaciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresión, marginación, persecución y discriminación. Repito.No por caridad. No porque se nos exija ser más buena gente que nadie. No porque tengamos que ser Supermaricas. Sino porque la homofobia, comoforma sistémica de opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de opresión, está imbricada con ellas, articulada con ellas de talmodo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro. Si una mujer es maltratada, ello repercute en lahomofobia de la sociedad. Si una marica es apedreada, ello repercute en el racismo de la sociedad. Si un obrero es explotado por su patrón, ello repercute en la misoginia de la sociedad. Si un negro es agredido por unos nazis, ello repercute en la transfobia de la sociedad. Si un niño es bautizado, ello repercute en la lesbofobia de la sociedad.
Si algo así como una Etica LGTBQ es pensable y deseable, ha de partir del hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamentehaciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficazdentro de una constelación de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresión, marginación, persecución y discriminación. Repito.No por caridad. No porque se nos exija ser más buena gente que nadie. No porque tengamos que ser Supermaricas. Sino porque la homofobia, como forma sistémica de opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de opresión, está imbricada con ellas, articulada con ellas de talmodo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro. Si una mujer es maltratada, ello repercute en la homofobia de la sociedad. Si una marica es apedreada, ello repercute en el racismo de la sociedad. Si un obrero es explotado por su patrón, ello repercute en la misoginia de la sociedad. Si un negro es agredido por unos nazis, ello repercute en la transfobia de la sociedad. Si un niño es bautizado, ello repercute en la lesbofobia de la sociedad.
El poder no es una forma concreta de opresión, represión y control instantáneo, caso por caso. El poder que gobierna el sistema social es un tejido de micro-discriminaciones, micro-insultos, micro-explotaciones, micro-racismos que se engarzan unos con otros hasta hacerse un todo sólido y compacto que parece que nos aplasta desde arriba, desde alguna instancia anónima controlada por fuerzas ocultas. Cuando toda su fuerza no procede más quede las agresiones cotidianas, pequeñas, microscópicas, imperceptibles que cada cual comete casi sin darse cuenta. Esto hace que aquello por lo que hay que luchar no sea la derrota de la homofobia sin más y que los demás luchen cada uno por su cuenta contra lo que los oprime. El objetivo de toda lucha, por ejemplo, contra la homofobia, o contra el racismo, o contra la misoginia es la no discriminación de los oprimidos sistémicamente por cualquier causa. En la medida en que todos y cada uno de nosotros pertenecemos a varios grupos, estratos, minorías, mayorías sociales con mayor o menor poder y privilegios, podemos ejercer conductas de presión, de control, de marginación o sufrir persecución, acoso, maltrato o agresión. Todos somos a la vez marginados y opresores. Y ése es el núcleo del poder y de la fuerza del sistema social de dominación de unas minorías por otras, de unas mayorías por otras, de unas minorías por otras mayorías. La marica misógina está alimentando el complejo entramado del poder represivo. El ecuatoriano homófobo está alimentando la bestia de la xenofobia. El nazi marica está alimentando la homofobia. Lo único que quiere el poder es quenos pisemos unos a otros el cuello por distintos motivos. Establece diferenciales entre individuos y grupos en lo que a derechos y posición social se refiere y deja que todo fluya. Cuando se alcanza cierto equilibrio entre los fluidos, eleva a unos de nuevo por encima de otros y rebaja a otros para que vuelva a haber diferencias y sea posible un ejercicio interno de la opresión y la marginación entre los grupos. Éstos, de suyo, forman parte todos delgran grupo de los excluidos sociales, frente a la clase poderosa que nunca o rara vez entra en estos jueguecitos de ponerse la zancadilla, sino que se divierte viendo cómo los desgraciados se putean entre ellos y, en vez de ser solidarios, prefieren descargar su rabia unos con otros, debilitándose, perdiendo toda posibilidad de cohesión como grupo de resistencia frente al verdadero poder opresor.
Si la opresión es sistémica, una Ética LGTBQ deberá cubrir todos los frentes. Contra la opresión sistémica, sólo cabe la solidaridad. Toda acción que sea meramente egoísta, insolidaria, refuerza el sistema de represión general. Vas por la calle con tu novia de la mano y un joven de tez morena se agarra la polla, os llama tortilleras y hace ademanes de invitaros a comer lo que quiera que se esté agarrando bajo el pantalón con la mano. Reacción: « ¡Vete a tu puto país a chuparla moro-mierda!». Estupendo. Las lesbianas siguen tranquilamente su paseo después de no haber dejado una agresión sin respuesta. Han sufrido una agresión misógina, machista y lesbófoba. Y ellas contraatacan con una agresión xenófoba, homófoba y racista, que, en el caso en cuestión, resulta más efectiva y despliega una potencia de destrucción descomunal mucho más certera y eficaz que la de su atacante. Así funcionan las cosas. Aunque no siempre. Pero la tentación de recurrir a la exclusión, a la discriminación, a la opresión para luchar contra la exclusión, ladiscriminación y la opresión es muy fuerte. Y de esa tentación se nutre el poder y el sistema de prejuicios, privilegios y valores que hacen existir la homofobia al lado de otras muchas formas de discriminación.
Paco Vidarte (1970-2008)
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