Tantas cosas quedan por analizar cuando escuchamos la autómata frase “Feliz año!”. De todas maneras ni intenta gastarse uno en cuestiones existenciales como desentrañar el significado de la felicidad, si es que eso tiene alguna importancia. Pero tal vez si esa otra costumbre (porque si hay algo que nos enseñan de chiquito son los usos, abusos y costumbres) de aferrarnos a lo cronológico, que no es más que otra barrera, otro límite, otra frontera que nos ata.
Que viene bien para balances, es probable. Que nos permite mirar sobre nuestros pasos, es cierto. Que nos controla a cada momento, no hay dudas.
Crono y Chronos se cree que no eran la misma deidad aunque para ahorrar tinta y confusiones, se los fusione. La primera deidad griega, padre de Zeus (único hijo que zafó de ser devorado por este), reinó se dice en una época en la que no hacían falta las reglas y las leyes. Luego vinieron sus hijos a poner orden en ese despelote inadmisible. Y todos felices en el Olimpo. Lo primero es la familia.
Crono era, claro, el Dios del tiempo de los humanos, es decir de los calendarios, las estaciones y las cosechas. Pero vaya paradoja, el tiempo pasó, los campos son propiedad privada y su fruto de la sociedad rural. Que ya no le ruega por mejores cosechas, porque bajo el ala del cristianismo todo va mejor. ¿Quién podría negar la santísima trinidad Dios dinero, Padre fuerzas armadas y el espíritu santo de los banqueros? Sólo los ateos del PCR, que siempre se hacen un lugarcito para ayudar su causa… tal vez. (Todos sea por el trabajo. Aunque a nadie le gusta producir)
Luego los romanos lo adaptaron a Saturno (que no es el ex puntero de Gimnasia, Huracán y Boca) y volvió a controlar nuestro preciado tiempo.
Por otro lado estaba Chronos, dios incorpóreo que nada tenía que ver con el titán que había castrado a su padre en la lucha por el poder (¿Entendés lo que es la lucha por el poder?). Pero paradójicamente tenía que ver con el control del tiempo, aunque en este caso, el eterno, el movimiento de los astros, los cielos y demás cuestiones. Parece que de tanto en tanto se hacía un rato para procrear y entre otros fue padre de Caos (que claro era mujer. Lo desconocido es mujer ¿o creían que no era una familia patriarcal?). O sea… ¡el caos deriva del tiempo! ¿Y? Este caos era considerado un hueco vacío. Hoy hablamos de completo desorden. Y nos da miedo. Claro que nos da miedo el caos. ¿Qué puede haber entre las destrucción y la creación sino caos? ¿Por qué entonces cambiamos su concepción de aquel hueco vacío a ese pavor por el desorden? ¿Esto es orden? ¿Acaso no estaremos interfiriendo en el medio del caos y preferimos hacernos los boludos? Que miedo…. ¿Y como hacemos para evitar el caos que es el tiempo? Ya está: Lo dividimos en casilleros, en números y más números. Como los del programa 100. 101, etc. etc….. ¿Nos da miedo pensar en que cuando arranquemos la última hoja de ese almanaque porno nada haya cambiado? ¿Desde cuando éramos bebes llorones hasta ahora, grandes señores cobardes? ¿Y quien más que nosotros mismos para saber eso? ¿O quién sino? ¿Un psicólogo? ¿Un periodista? ¿Un político? ¿Un Papa? Nuestros Cronos modernos… Muchas preguntas… no hay tiempo de preguntas para el tiempo… y encima fue un Papa el que nos dice si llegamos o no a fin de mes, si me viene o no me viene, ¡Ay hoy cumplimos 15 años de casados!, hace un mes que cortamos, me tengo que jubilar, ya estoy en edad de vivir solo…. Y así…. Y así…. Y nos morimos.
Claro… ¿un Papa decíamos? Fue el tal Gregorio XIII, el que dispuso que hoy nos deseemos un “próspero y productivo y consumista y digno de la vida del confort años nuevo” (porque quiere decir todo eso la frasecita…. No se sientan aludidos, va con onda… no se). Él. El representante de ese Dios que no admite competencia en
Ven que siempre están ellos atrás de nuestras vidas, ni a que hora me levanto puedo decidir…. Puto tiempo… igual el caos siempre se las puede arregla para zafar…. Feliz año nuevo … en este desencuentro que es la vida… ni el tiro del final nos va a salir.
¡Como si se pudiera matar el tiempo sin insultar a la eternidad!
- No hay peor olor que el que despide la bondad corrompida.
- Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación.
Henry David Thoreau